viernes, 1 de abril de 2016

MEMORIAS EN FEMENINO Y CON SABOR.

Que la cocina no es específica ni característica de las mujeres, no cabe duda, pero en mi familia, durante un siglo, las mujeres de las que desciendo ocuparon un lugar protagonista en ella. Si lo hicieron como reinas o como sirvientas, es lo que quizás les pueda diferenciar de otras mujeres, ya que sin lugar a dudas, estas doñas con las que comparto parentesco, ocuparon el trono de un feudo capitaneado exclusivamente por ellas.
Yo no creo que cocinaran solamente para alimentar a su gente. Intuyo que había un propósito más profundo y elevado, algo más que hablar de recetas, o dar suministro a otras personas. Siempre he percibido su cocina como un modo de acceder a sus memorias, a su pasado  y a sus tradiciones, una forma de poner en valor su relación como mujeres y su propia identidad norteña. Un instrumento de emancipación femenina o de expresar lo más íntimo, incluso diría yo, de legitimar sus derechos y privilegios como mujeres.
Es por ello que la cocina ha adquirido un papel fundamental en la vida de mi familia, entendida casi como un fenómeno vital. Vidas gastronómicas en femenino, con la evocación continua de platos y productos cuidadosamente elegidos, donde el paladar ocupa un papel central, el de la aceptación y recompensa de lo elaborado con tanta dedicación.
Entre cocinas de hotel y hospedería crecí yo, negocios familiares que dieron un significado distinto al arte culinario compartido por las mujeres que por allí pasaron. A través de la comida, mis abuelas ya exploraban el alma humana y daban respuesta a muchas cuestiones que para mi estaban sin resolver. Y en medio de aquél ajetreo de cacharros y apetitosas esencias que impregnaban el ambiente, ellas han llegado a conocerme y yo también a ellas, así como a otras muchas mujeres que allí trabajaban, e incluso a mi misma en muchos aspectos…
En todas nosotras, nuestros días y comportamientos parecen regulados por la comida y la cocina, desvelando historias (quién sabe si vividas o inventadas) como los platos que en ella se elaboran. Comida que nos ha acompañado en los momentos más felices y también en los amargos, desvelando amores, bodas, enfermedades, nacimientos y muertes varias, con ingredientes importantes para las protagonistas  que nos servirían de guía a nuestras historias de vida.

Hace un siglo ya avanzado, bisabuelas, abuelas, madres, nietas, tías, primas y yo misma, nos entregamos, con más o menos devoción, en torno a la cocina, heredando el amor por lo dulce y lo salado, una herencia gastronómica transmitida de generación en generación, transfiriendo también a todas un carácter peculiar, cargado con pesados sacos  de alegrías, miedos, afectos, vigilias y cierta fe consagrada a algunos santos. Heredamos también los aromas de puchero y las instrucciones de complejos hornillos, que manipularon durante años con esmero aquellas que me precedieron.
Todas somos mujeres que, aunque coincidimos en épocas distintas, nuestras historias se van entretejiendo en un espacio compartido, dando afinidad a nuestras vidas. Vidas que sabemos, empiezan y acaban de la misma manera,  porque todas nacemos y morimos… Y precisamente, cuando mueren quienes nos rodean, al darnos cuenta de que nos quedamos más solas, es cuando nos reinventamos verdaderamente, el instante en que nos reconstruimos y nos encontramos, de nuevo, con nosotras mismas, recomponiendo los pedacitos a los que nos reducen las pérdidas. Es ese el momento de retomar las riendas de nuestra existencia y de volver a las cocinas, aprendiendo a disfrutar de lo que nos queda a nuestro lado. De este modo, regresamos al placer de los sentidos. ¿Acaso no es eso la verdadera emancipación femenina? Tras instantes desesperados, volvemos a relajar el corazón, cocinando con sosiego como terapia de superación, o de cambio, cerrando el ciclo.
Así es como cada plato que conozco equivale a un capítulo vital de las mujeres de mi vida,  un encuentro entre nosotras que tanto me hacen crecer, descubriendo un mundo repleto de viandas del color berenjena, o mezcladas con perfumes agridulces y no pocas lágrimas encebolladas, o con  claras de nieve tan evanescentes como el aire que respiro…
En mi recuerdo están los mismos sabores que nos han hecho a todas reflexionar en los aspectos de ser mujeres y del carácter de quienes los preparan. Y en ocasiones acompañadas con vinos de uvas secadas al viento y maduradas con escaso sol del norte, hechos para meditar o para evocar los pensamientos más profundos, memorias femeninas culminadas con el buen gusto de la tradición culinaria, donde la comida adquiere otro significado y la cocina descifra una literatura social y cultural de mujeres, a quienes regalo este modesto homenaje.

**A todas esas “amamas” que han puesto todo su cariño y sus conocimientos culinarios transmitidos de generación en generación como un auténtico tesoro, un legado que ha dado origen a mucho más que sus cocinas prolíficas y reconocidas. Admiro la contribución de estas mujeres a muchos de nuestros logros actuales.


lunes, 28 de diciembre de 2015

EL ENGAÑO DEL MITO ROMÁNTICO

Ciertos modelos sociales nos atrapan y seducen peligrosamente en etapas fundamentales de nuestras vidas: justo cuando las personas estamos construyendo nuestro propio yo, cuando forjamos nuestra identidad, modelos que mantienen la ideología imperante del grupo,  lo cual hace difícil el cambiarlos. Si hacemos memoria, podemos ver la importancia de las primeras relaciones y de cuánto puede marcar el futuro de una persona. Aún conscientes de la existencia de conductas poco igualitarias, no las identificamos como tal, por considerarlas inevitables o naturales, como parte del orden de las cosas, muchas veces por miedo a sentirnos personas solas o rechazadas.
El manejo del significado de amar y  de ser amad@ es muy pobre. El amor es un concepto demasiado vinculado a  antecedentes culturales y  por el que no todo el mundo entendemos lo mismo. Para algunas personas, un sentimiento de gozo y de compartir libremente y, para otras, un amor basado en ideas preconcebidas de lo que debe sentir un hombre y lo que debe una mujer.
Precisamente ese amor romántico, el gran mito de amor cautivo,  amor cortés o el cantar de juglares y trovadores, se erige en la clave de por qué es tan difícil acabar con falsas creencias y expectativas platónicas. Todo ese amor, en sí mismo, construye una fantasía sobredimensionada que difícilmente puede dirigir, razonablemente, la vida de nadie. Transmite una idea preconcebida de lo que significa estar enamorada/o, para luego frustrar cuando las expectativas no se ven cumplidas, impidiendo encontrar una salida real a ese circuito tramposo que es el amor romántico.
En mi caso, la herencia de esa idea me llegó a través de literatura barata, compartida entre amigas del primer año de instituto, basada en modelos amorosos posesivos y sexuales, nada igualitarios. A pesar de la biblioteca envidiable de mis padres, quise empaparme de aquellos folletines que exaltaban una feminidad europea occidental, sólo propia de la mujer burguesa, construida sobre la idea de mujer como el sexo débil, frágil, asexuada, más emotiva y menos racional. Una visión que, en realidad, respondía a una pequeña parte de la sociedad femenina, que nada tenía que ver con la mujer de origen humilde, del campo o trabajadora, porque éstas no crearon modelo femenino alguno. Una imagen de mujer burguesa, digo, que sigue impregnando  el  cine y la pequeña pantalla, donde las pocas detectives intrépidas, impecables y de tacón de aguja, siempre van de la mano de un compañero protector,  guapo, único y estupendo.
Y así es como una mentira tan gorda va transitando a sus anchas por nuestra sociedad sin modificación, como sigue fluyendo la invención de que somos seres débiles o poco inteligentes, para según qué cosas, con nuestra innata maldad femenina, sorprendentemente admitida incluso por las mismas mujeres. El proceso de socialización diferencial marca en el amor un hecho fundamental. Y si antes había una explicación, por salir de un régimen franquista, con la exaltación de la masculinidad que ello conllevaba, ¿cómo es que ahora, con generaciones actuales, esta tendencia no se ha suavizado?
Asisto pasmada a un escenario repleto de parejas sumidas en relaciones de dominio y de amor romántico, entendido como única fuente de felicidad, el de comer perdices, el omnipotente que todo lo puede, el  eterno, el  que mueve montañas,  el que cambia a personas, el de la media naranja, aquél que está sólo a un paso del odio….En definitiva el amor romántico es el más dañino, el más perverso, una fuente de sufrimiento construida sobre la idea de falsas creencias de idealización sobre otra persona, porque es la gran coartada de la violencia contra las mujeres. No olvidemos que todos los grandes dramas y asesinatos de las mujeres, empiezan precisamente por el mito romántico.
Por eso, es importante atacar el núcleo duro de estos mitos, que nuestros chicos y chicas los “desactiven” para que pierdan su fuerza. Ayudarles a cambiar el orden de las cosas, sin ceder a las presiones sociales y de grupo. Que vean que no tener una pareja no impide ser feliz ni se pierde la vida, ni ello debe generar un sentimiento de fracaso. Impedir que la idea patriarcal susurre a nuestros hijos e hijas, en su micro mundo, que el poder es masculino e impune, porque eso no es lo real.
Atentos a los componentes de la socialización y de influencias, porque el verdadero significado de amar y ser amad@ no es luchar por tu amor, renunciando a todo, ni sacrificarte por una persona que sólo quiere recibir. No somos seres para otros seres, no somos satélites del deseo ajeno, porque eso no es racional, eso es una ficción amorosa producto de la fascinación inicial del sentirse enamorad@ que luego pasa a la confusión, al no cumplir expectativas.
Aconsejo, como alternativa preventiva y curativa, el uso de terapias feministas, como herramienta válida para determinar  nuestros propios destinos, sin voluntades ajenas que legitimen conductas sexistas.


(Sigo con atención a Esperanza Bosch Fiol, investigadora de la universidad de Baleares, que ha realizado estudios muy interesantes sobre la aceptación social del modelo de amor romántico y su relación con la violencia contra las mujeres en la pareja).


viernes, 6 de febrero de 2015

POR ENCIMA DE TODO, YO MISMA.

Soy consciente de que este post puede levantar algunas ampollas y que será difícil entender mi postura, si en la persona lectora falta una reflexión serena, o una dosis extra de empatía hacia mujeres que, como yo, no vemos ni vivimos la maternidad como la base de nuestra máxima realización.

Hace mucho que descubrí que el amor ideal era una mera invención, que el amor de pareja no era algo inmutable sino todo lo contrario, cómo el mito del amor romántico sólo era el reflejo de un patriarcado que buscaba controlar más que querer. El primer culpable de concluir con la fábula ha sido el feminismo que, al descubrirlo desde joven, lo hice responsable de mi vocación por incorporarme al ámbito público y de ser una de las muchas mujeres donde el hogar no fuera mi lugar habitual. 
Afortunadamente, el feminismo fue el causante de acabar con la imagen ingenua que tenía del amor idealizado, del que tanto hablaba con mis amigas de instituto, hoy totalmente sustituido en las tertulias, por el amor de las madres hacia los hijos o hijas, concebido casi como otro amor eterno, incondicional e indestructible y que algunas cuestionamos.
Lo que observo es que no dudamos del amor de nuestro/a hijo o hija. Podemos dudar del amor de nuestra pareja, pero nunca, en cambio, del de nuestros retoños. Asisto, atónita, al nacimiento de las nuevas parejas “mujer-bebé” , donde las mujeres dominamos la relación, al menos inicialmente, lo que les convierten en nuestra pareja perfecta. Soy testigo de cómo nos convertimos en mujeres dependientes de otro amor idealizado, ahora el de nuestros descendientes. Mucho cuidado, queridas, esto es sólo en apariencia
Me horroriza la exposición de una maternidad revalorizada, convertida en uno de los bienes de consumo más preciados. En televisión, no falta la preguntita de rigor en cualquier entrevista a famosas, “¿para cuándo el ser mamá con fulanito”? La diferencia es que, hoy en día, la pregunta te la formulan hasta los 50 y, lo sorprendente, es que ninguna contesta “nunca jamás”.
Luego están las clínicas de maternidad que te la venden, tengas la edad que tengas, con o sin pareja, puedas o no puedas, porque es algo necesario para tu existencia de mujer. Nada importa el horror de pruebas médicas, por muy dolorosas y dudosas que sean, el caso es tener un bebé para ser completamente feliz, para ser completamente mujer.
No creo equivocarme cuando afirmo que esto en otros tiempos no era así. Hoy se monta todo un discurso alrededor de la “madre”, como una experiencia tan profunda y necesaria, que no deja crecer otras opciones no maternales, que también tienen su cabida y razón de ser en este mundo, sin que se convierta a esas mujeres en anti féminas o en malas madres, en definitiva, en monstruosas.
No comparto que nadie pueda querer más que a su propio hijo o hija…Y es que yo no he traído al mundo un muñeco perfecto, sino una personita que veo día a día cómo cambia y se transforma, adquiriendo sus propias ideas y personalidad. Soy consciente de que cabe la posibilidad de que pueda convertirse en alguien que no me guste, o que incluso  pueda dejar de quererle si se vuelve mala persona, o quizás que pueda llegar un/a hermanito/a, por ejemplo, al/a que quiera todavía más y reconocerlo abiertamente. ¿Hay que demonizar a una madre por ello? ¿Acaso esto no ocurre en realidad? Yo creo que sí, pero nadie se atreve a confesarlo.
Reconozco que la maternidad, en mi caso, en ocasiones me esclaviza y me irrita. La atención ininterrumpida bajo amenaza de que mi hijo “pierda valores”, es el mensaje que la sociedad se ha encargado de hacer llegar a madres como yo, haciendo elegir entre opciones siempre injustas (cuidado incesante o trabajo; cuidado incesante o yo misma), confundiendo el deseo de ser madre con algo que está por encima de todo, incluso de mi misma. Ese es el error, no hay nada que esté por encima de mí y  la posición que ocupan las personas y cosas importantes en mi vida es siempre horizontal, no vertical.
A lo que me resisto es a la maternidad obligatoria, a la lactancia obligatoria, a la dedicación exclusiva obligatoria, a renunciar a un trabajo o actividad de forma obligatoria. Discrepo de poderes fácticos como los grupos de madres, ligas de la leche materna, etc,(considero que difunden datos de dudosa procedencia y totalmente sesgados). Admitiendo, en mi propia experiencia, que dar pecho tiene sus bondades, no haré de ello el camino mítico a seguir, como un dogma de fe, aún padeciendo mil penurias.





Con discursos como éstos, volvemos a un rol tradicional que ha estado combatiendo el feminismo durante décadas y que ahora aflora con otra piel igual de injusta. No digo que la maternidad sea mala o negativa, pero acepto que, en mi persona, es tan compleja como la realidad misma que me rodea. Creo que el amor se manifiesta de muchas formas, porque somos muchas mujeres y no todas somos iguales. Eso no me convierte en peor madre, en mujer anti natura. Esa maternidad que nos venden, tan delicada y tan dedicada, es un chantaje que se nos ofrece para volver sutilmente a lo viejuno, propiciando que renunciemos a nuestros trabajos, que nos dediquemos al cuidado de nuestra familia, a estar siempre al lado de nuestra pareja y ahora también de la nueva, nuestro hijo o hija. Si  tú lo eliges está bien, pero obligarte a ello es entregarte al lobo de la pobreza femenina, que es invisible a los ojos de esta sociedad.
Muchas mujeres luchamos por ser dueñas de nuestras propias vidas y nos resistimos a un destino biológico impuesto, al tan odiado reloj biológico que la sociedad tiende a recordarme. Ser madre ha sido una decisión personal, pero mi principal proyecto soy yo misma. Soy partidaria de la libre elección y de que esto se aplique a todo. Puedo ser madre y puedo no serlo, pero hay que visualizar en el mundo a unas y a las otras. Un discurso totalitario en este tema genera infelicidad y también desigualdad, pero sobretodo, es un freno para nosotras, las mujeres.
Yo no soy mujer sin proyecto personal propio, miro más allá de la maternidad, y sé que mi criatura no es el culmen (sino parte) de mi realización, porque ese es un discurso tradicional, disfrazado de modernidad.  Al final todo se resume en tú eliges, tú decides. Y el resto de las personas, debemos respetar.

***En conversaciones con la activista feminista, Beatriz Gimeno, se comentaron algunas de las muchas cartas que recibe de las mujeres interesadas en sus estudios. Inmediatamente, supe que hacía referencia a mujeres como yo, y que alguna carta bien pudiera ser la mía. Cuando expuso su tesis sobre la maternidad, concebida actualmente, creí que era una buena ocasión para poner en orden mis sentimientos y escribir sobre la experiencia de ser madre. 

viernes, 24 de octubre de 2014

EL CICLO DEL AGUA ES EL DE NUESTRA VIDA.

“Soy nacida y criada entre ríos. He jugado y buceado en sus eternas aguas fluviales. Conservo el recuerdo del caudal azaroso y del vaivén de corrientes arrastrando el neumático de caucho, que medio inflado aguantaba mi cuerpo mojado, haciendo giros bruscos hasta chocar con las rocas que, justo antes de llegar a los tan temidos remolinos, ponían fin al arriesgado recorrido. He crecido y flotado en las aguas, tan turbias, tan frías, tan vivas, de esa faja de líquido vidriado. Aún puedo sentir el sabor mezclado de tierra con algas y mi cara cortada por el agua  helada, de aquellos ríos a los que estoy ligada desde siempre…….”

Qué distinto es actualmente. Lamento el desorden en todo. Un desmadre cultural, un genocidio ambiental y el agua, es también expresión de ello.
Vivo en un mundo deshumanizado, donde predomina el beneficio ultra, el saqueo, la codicia extrema.
El problema del agua ya no es una cuestión científica, sino de reparto de poder entre grandes corporaciones*. Los Planes Hidrológicos, son planes para el reparto del agua, son pura especulación, puro poder. Agua vendida a empresas internacionales, eso sí, de forma muy democrática, interponiendo el negocio por encima del ser humano. Hoy rige el mercadeo de apropiación del agua porque es este un bien estratégico.
El agua es un recurso preciado, porque genera electricidad, nos facilita la higiene y proporciona el confort.  Precisamente en busca del llamado “bienestar” se justifica su sobreexplotación, se permite el destruir nuestro entorno. El ansiado progreso tiene una gran trampa y hay que conocer su vertiente: genera dependencia. Por eso aceptamos lo que nos digan, por eso nos adaptamos a todo lo que nos venden como “mejora”, pero no nos engañemos, eso no es progreso. El propio sistema, que nosotros hemos creado, es una losa que nos está asfixiando, y tanto el Estado como sus dirigentes, son cómplices de toda esta situación.  La Administración, que debería ser independiente, integrada por profesionales de carrera, está a merced de ese sistema, que l@s dirigentes polític@s, con avidez, se encargan de mantener.  
                                                                                                             

Asistimos a una crisis profunda, pero no tan financiera, sino de valores. Hoy ya nadie cree en nadie y apenas creemos en nada. Existe un inquietante control de recursos y nos manipulan abiertamente para hacernos creer que lo público nunca funciona.
Las concesiones de agua son ventas supra generacionales, (70 años o más), cuya titularidad, aparentemente, conserva el Estado, pero verdaderamente lo que organiza es su mercadeo, la venden, la ceden, la cambian…siempre con contraprestación que sólo  repercute a un@s poc@s.
Destruyen los ríos y los territorios para terminar haciendo centros de interpretación de esos ríos y territorios, hay decisión más incoherente que esa? Cualquier día se privatiza la atmósfera, el cielo, el aire…
El agua es nuestra, no de ninguna empresa. Y si nos equivocamos en su utilización pública, hay que dejar que aprendamos para poder superarnos y hacerlo mejor.
A las personas expertas ya no se les escucha, las aburren y entretienen con estudios que demuestran que los embalses no son positivos para luego archivarlos y darles carpetazo. A los colectivos y los pueblos, que son quienes padecen las sequias  y presencian el agotamiento de sus ríos y/o manantiales en primera persona, no se les atiende en los despachos. Se les dicen que no es para tanto y que hay que ser solidarios.
Estos son nuestros representantes, los que verdaderamente inventan los problemas, no los solucionan. La grandeza de la democracia es el respeto a las minorías, pero nos hacen masticar la dictadura de una minoría. Y es tan grande el sistema de destrucción que han creado que al resto nos resulta difícil pensar  y mucho más actuar. 
Debemos tomar conciencia de lo que pasa  y entender verdaderamente qué es el agua: un bien único de la tierra, con el que todos los  seres humanos tenemos una vinculación especial. Forma parte consustancial de nuestro territorio, de nuestra gente. Estamos ligados a nuestros ríos porque estos expresan los sentimientos de nuestro pueblo, son patrimonio de la identidad de las personas,  son testigos de cómo nacen y se desvanecen nuestras vidas con el paso del tiempo.
Visualicemos su fluir, su belleza, el misterio de su origen y la magia de su fin. El rio forma parte de otro mundo, que apenas sobrevive,  el de las emociones. El agua, tan venerada por las religiones, por los pueblos, símbolo de pureza y de hospitalidad,  está vinculada a nuestra cultura. Si destruimos ese estrecho lazo, acabaremos siendo depredadores, acabaremos con todo.
El problema del agua, en realidad es el problema de lo que está ocurriendo en el colectivo humano. Estamos destruyendo la identidad de un territorio.
Por eso, hay que apelar a la inteligencia colectiva, la ciudadanía tiene que actuar, ir al grano, expresarnos con un lenguaje políticamente incorrecto.
Me pregunto ¿qué pensamos dejar a las generaciones venideras?
Lo que llamamos crisis es el principio del final de algo ya pasado, o el comienzo de algo nuevo, no sabemos aún si mejor o peor. Eso dependerá de nosotr@s.Lo que hemos vivido hasta ahora ya no vale. Asistimos a un momento de cambio, es un nuevo tiempo, construyamos un mundo mejor. Digamos basta al abuso de las personas y de los pueblos, digamos basta a la destrucción de los ríos y sus entornos. Luchemos por una “nueva cultura del agua”.

**En 1885, el Jefe indio Seattle contestaba a la propuesta del presidente de Estados Unidos de comprar sus tierras. “¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra, el murmullo del agua…? Los ríos son nuestros hermanos, ellos colman nuestra sed, llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Deberéis en adelante dar a los ríos el trato bondadoso que daréis a cualquier hermano”.

 **Tuve la suerte de escuchar a Javier Martínez Gil, Fundador de la “nueva cultura del agua”, Doctor de Geología por la Universidad de Paris, Catedrático y profesor universitario.
Con motivo del conflicto que tenemos en el Valle del Ega, en Navarra, donde la Mancomunidad de Aguas Montejurra sobre explota nuestros manantiales y río en pro de sus intereses privados, aduciendo mentiras y planes de interés general que no existen, saltándose los requisitos legales y formales, unilateralmente. Todo ello, con el beneplácito del Gobierno de Navarra.

Lo mismo puede decirse de otras grandes corporaciones  (Iberdrola, Endesa..), y de otros ríos, como el Sil, en Ourense, unos de los más bellos y más embalsados de España, arruinado por el desarrollo sostenible. 

viernes, 3 de octubre de 2014

EL CUCHILLO QUE SALVÓ LA VIDA A ADELA.

Trabajé en Vigo, hace ya algunos años, con mujeres marcadas por la lacra social del maltrato. Impartía sesiones para intercambiar experiencias de violencia de género, formando grupos que, colocadas en círculo, propiciaban un espontáneo diálogo verbal y de gestos. Desde mi  posición podía  ver las miradas atentas de aquellas mujeres,  con expresión temerosa  y semblantes serios, que sin decirlo mostraban su vergüenza  por lo solas que estaban ante tanto desamparo sufrido.
Me reunía, digo, cada tarde de Jueves, en los centros sociales de  Bouzas y Teis,  los barrios más marineros de la bonita postal que recuerdo de Vigo.
Una  vez por semana en aquellos locales, les sonsacaba sucesos de los que preferían no hablar, formulaba preguntas que no querían contestar, solicitaba detalles que habían deseado olvidar aunque, finalmente y a regañadientes, acababan relatando buena parte de sus vidas repletas de desamor y de violencia.
Destacaba entre todas ellas, Adela Barreiro, una mujer de mediana edad, ancha de constitución,  fuerte tanto de voz como de espíritu. Había sido condenada por dejar maltrecho, o casi muerto, a su marido. A pesar de que no era una niña y de haber pasado sus años entre rejas en el C.P. de A Lama,  mantenía  vivo cierto aire  infantil en sus expresiones. No se le quebraba la voz manteniendo su inocencia, aunque aceptaba, resignada, el estigma del castigo impuesto a su conducta mal entendida. Más tarde descubrí lo mucho le pesaba aquel suceso en su vida, el hecho que convirtió en culpable a quien primero fue la víctima. Fue la culpa tan grande que sentía, la  que la llevó Adela a empezar  a acudir a nuestras sesiones grupales.
 Cuando conocí a fondo su historia, supe que Adela Barreiro  nunca tuvo intención de matar, que sólo se defendía de un hombre que la trató como un animal, soportando una situación insostenible, que  su entorno pareció tolerar durante décadas. Incluso ella misma  se hizo inmune a los golpes, para salvar del mismo terror al que se veían sometidos sus hijas, a quienes  de vez en cuando,  también aquel hombre  pegaba y trasladaba su ira al llegar a casa, borracho de alcohol revenido. Un hombre que, según decía, nunca creía bastantes los insultos y las marcas en el cuerpo de Adela Barreiro.
Fue el azar el que cambió el curso de las cosas y de su vida. Lo que en principio era un nuevo intento de abuso con puños por parte de su marido, se encontró con un cuchillo en la encimera que pedía a gritos: “cógeme por el mango, Adela”. 
No lo planeó ni calculó, simplemente tuvo que hacerlo, “ era el cuchillo o mi propia muerte y la de mis hij@s” alegó suplicante en el estrado. Así fue como confesó que no pudo pensar dos veces si cogía o no el cuchillo que después  clavó en las entrañas de su marido, el mismo cuchillo con el que dos minutos antes pelaba patatas, aunque quiso el destino que no le causara la muerte, sino sólo dejarlo lisiado. Pero no,  Adela Barreiro nunca tuvo  intención de matar….
El caso se cerró, como uno más  de violencia familiar, pero nadie se preguntó si el resultado fue consecuencia de una violencia  que no comenzó por su parte. No era Adela quien pegaba, insultaba ni humillaba a su marido e hijas. Ella sólo se defendió de un daño que, ese día,  iba a ser inminente. ¿Acaso es que no podía responder a los abusos que le estaba causando? Se dejó la calificación de legítima defensa en manos de terceros, que hicieron la interpretación subjetiva equivocada, que si imperaba la ley de la proporcionalidad, que si el daño causado no debe mayor que el que se trate de evitar, bla,bla,bla….Qué podía hacer Adela sino defenderse?
Repudio la violencia por igual, venga de hombre o de mujer, pero lo cierto es que la violencia femenina es más defensiva que ofensiva y menos física que psicológica. Puedo asegurar que trabajar la inserción con mujeres  es mucho más productiva. Con hombres es casi imposible, porque ellos siempre tienen una excusa para justificar el hecho violento.  A nosotras, nos puede siempre la culpa.
Aquellas mujeres de Vigo compartían algo en común, el que nadie pusiera valor a su existencia y la penuria de haber sufrido malos tratos toda su vida  de su pareja, de su padre, u otro miembro masculino en su familia).
No habrá mañana que se levanten sin aquellos hombres  como primer pensamiento. Y  yo volvía a mi casa con sensación agridulce, con la imagen del círculo de las mujeres más valientes que he conocido nunca y que  han dado fuerza a muchas de mis pérdidas y decisiones. 

Propuesta:

¿Conoces algún caso de enfado de  un hombre/mujer  en el que adoptara actitud violenta y el motivo por el que adoptó esa actitud violenta? Los motivos son la base de la actividad. Los hombres no suelen tener motivos. Las mujeres suelen mostrar violencia por  padecer ellas mismas algún tipo de violencia.

jueves, 4 de septiembre de 2014

MUEVAN FICHA, POR FAVOR…


Cada Septiembre, con el inicio del año escolar para tod@s, escucho que esta vez el gobierno pondrá todas sus fuerzas en crear las condiciones sociales y económicas necesarias para la generación del  empleo. Pero yo no lo creo, será porque tampoco  creo que les corresponda a ellos  la generación del empleo en sí misma. Y digo yo, ¿eso no deberían hacerlo las empresas privadas o las del tercer sector (Sindicatos, Fundaciones , Asociaciones, etc)?.
Actualmente yo vivo en Navarra. Cuando llegué hace ya casi 6 años, observé que  todo el mundo tenía empleo, más o menos bien remunerado. La tendencia durante muchos años era que mucha juventud, desde temprana edad, dejaban los estudios para colocarse en fábricas, talleres, y otros trabajos bien pagados, creando hábitos de consumo que pasaban necesariamente por un buen coche y una buena casa, todo cuanto más grande mejor.
Pero el desorden lo vimos más tarde. Justamente el año de mi llegada a esta provincia, allá por el 2009, la crisis comenzaba a hacer su brutal mella y los resultados no tardaron en hacerse visibles. A pesar de que en Navarra y País Vasco se creía que la gente vivía en un oasis anti-crisis, resultó que un año después, el empleo se había destruido más rápido que la mitad española en los últimos años.
Entonces la gente empezó a ver la realidad. Las personas jóvenes venían en manada  al sindicato en el que yo trabajaba a pedir trabajos no muy cualificados en las mismas fábricas, talleres y otros que anteriormente les habías posibilitado el vivir bien. Las personas de más edad perdían sus trabajos  a ritmo desorbitado, consecuencia de los ERES continuados y los despidos masivos que comenzaron a hacerse el pan de cada día.
Al final, como el resto de la mayoría de las y los españoles, a todo el mundo les tocó el verse pillados por elevadas hipotecas y con pagos varios insostenibles, iniciados por la crisis financiera que destruyó los sueños de ladrillo hasta ahora hechos realidad. Empicadas cayeron las ventas de todo tipo y todo ello llevó a muchos sectores a la ruina, provocando reducciones de plantillas generalizados.
Eso sí, a nadie le preocupó ni se ocupó que la población más tocada fueran las mujeres, que empezamos a perder nuestros trabajos, a retroceder en nuestros derechos laborales y, como consecuencia, en todo lo demás,  a ritmo descomunal. (De esto hablaré en otro post).
Resumiendo, actualmente en Navarra, como en el resto de España, no se crea empleo ni de broma, a pesar de que algunas personas pensamos que hay sectores en los que destacamos y que tienen mucho futuro, sectores potenciales en farmacia, bienes de equipo, laboratorio, ingeniería civil, genética,  medicina, y muchos otros.
 A ver si los sindicatos y los centros de formación cambian el chip de una vez en las ofertas  formativas y de empleo que presentan, no sólo gestión, servicios integrales o carretilleros. Amplíen la oferta, por favor y a ser posible, apliquen la perspectiva de género. Trabajen en ofrecer empleos, no tanta orientación repetitiva. Ah, y que nadie se engañe, los recortes  en sectores estratégicos como la educación o la sanidad, ya están siendo visibles en el entorno actual inmediato, con resultados de tremendo fracaso escolar.
 Zapater@ a tus zapatos. El Gobierno  que se dedique a los que tiene que hacer, entre otras cosas, defender ante Europa la marca Spain (que no es poco, ni sencillo), pero la generación de empleo que lo hagan las empresas. Son ellas quienes deben apostar por la innovación y la mejora de la calidad de sus productos,  pero ojo! que eso no se consigue reduciendo  las plantillas o devaluando los salarios , como han hecho y les han permitido hasta ahora.  
A ponerse las pilas, porque no veo hayamos cambiado nada, después de todo lo que hemos pasado en estos seis años, yo no veo que hayamos  aprendido demasiado.
No os parece?
Propuesta: Revisa los cursos de los sindicatos y centros de formación más cercanos y comprueba si incluyen en sus listas algún curso de los sectores innovadores de los que hablo en el post.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

HAGAMOS LAS PRESENTACIONES….
Soy una mujer  que supera la barrera inexorable de los 40 y pico, cifra que, según parece, separa el mundo de las vivas y las muertas, y que sólo parece afectar al sexo femenino.
Podría decirse que soy una persona afortunada, por mi amplia formación y experiencia de trabajo, por vivir una vida bastante intensa, haber formado mi propia familia a tres y  por tener un sitio donde caerme muerta.Gran parte del mérito se la debo a  mis padres y a su tenacidad en hacer de mí una persona culta y preparada. Pero también yo he contribuido lo mío, ya que siempre he puesto empeño en ser alguien autónoma e independiente.
 Desde muy niña, me he preocupado de contrastar aquellas realidades post-franquistas en las que nací y crecí, que no  acababan de cuadrarme en absoluto. Eso me llevó a elegir muy mucho a mi actual pareja y amistades (no sin antes llevarme las oportunas decepciones), a elegir vivir cómo quería  y a tener descendencia cuando a mi me diera la gana y no cuando marcara ese supuesto reloj biológico, que todo el mundo se empeña en decir que existe y que pretende marcar tozudamente el ritmo de una persona.
De toda esa coctelera mental heredada de los tiempos que me han tocado vivir,  nació y se forjó finalmente una mujer que finalmente se hizo politóloga, que sumé estudios de derecho, un montón de “post “especializados en temas de empresa, economía , sociología, Igualdad, ,etc,etc,etc.. amplios conocimientos más aplicados a mi persona que a las empresas, ya que no parece ir acorde mi formación con estos tiempos revueltos y escasos en letras.
Siempre me ha interesado todo lo que tenga que ver con el mundo de las ideas y cuanto más dispares mejor. Me sumergí muy temprano  en el arte de la música, de la que disfruté largos años, hasta dejar hace poco la llave del local de ensayo donde pasé tantos momentos apasionantes.
En los últimos años, me dediqué a profundizar en la Igualdad de Oportunidades (más teórica que otra cosa), siendo un tema al que dedico cierto tiempo de mi vida, estudiando y analizando el feminismo , intentando contestar, todavía sin respuesta, ¿cómo es posible un mundo donde, por el simple hecho de ser mujer, tengo menos oportunidades que los hombres?.
En conjunto, hoy puedo afirmar que no he resultado ser lo que de niña imaginé. Verdaderamente, me hubiera gustado  ser “ escritora”. De hecho, durante años hice  mis pinitos con la pluma y aunque nunca he conseguido serlo en “estricto sensu”, siempre he sacado pequeños artículos  allá donde pequeñas publicaciones me lo han pedido y permitido. Con la era digital he visto un filón perfecto para dar rienda suelta a la tecla y, por todo ello,  he retomado la idea de escribir, encontrando en el Blog un formato ideal y no formal para mis aspiraciones.
En cuanto al contenido, me encanta hablar de los entramados sociales, políticos o institucionales , pero sobre todo , soy una mujer sencilla y “callejera “ que veo y siento las cosas del entorno, por lo que bien puedo permitirme el opinar y charlar con algún argumento que otro.
En fin, como veis, pico un poco de todo, “ma non troppo”,  pero no me importa para nada el estar dentro de la media.Me defino como una mujer madurita, todavía de buen ver, cooper-activista y feminista, que aspira a ser, como mucho, una aficionada bloquera .

Bienvenidas y bienvenidos a “La Re-existencia”!!